1. El jardín no es
un "miniconservatorio" ni una escuela primaria, pero tampoco un lugar de entretenimiento banal.
2. En el nivel inicial no
hay explicaciones teóricas.
3. Todas las actividades, para ser realmente de educación musical, deben incluir música, sea escuchada, tocada o cantada.
4. Es recomendable
evitar los estímulos visuales o el uso de juguetes o elementos que no sean
sonoros o musicales.
5. Es necesario
confeccionar un repertorio de canciones y obras instrumentales que se escucharán
repetidas veces a lo largo del año para que se recuerden bien. Esto no es
conductismo sino una forma de alimentar el mundo sonoro interno de niños y
niñas.
6. Necesitamos conocer
bien la música que llevamos al jardín, incluidas las canciones. Somos modelos
de músicos, de expertos en el lenguaje musical.
7. En todo momento
tenemos que poner atención a lo que pasa en el grupo y en cada integrante del grupo para
poder decidir cómo continuar con las actividades.